sábado, 2 de abril de 2016

Relato corto: Sublime e inesperado.



Laina observa a la cliente en una distancia próxima pero nada invasora que le permite hacerse sentir sin perturbarla. A la vez que sigue con precisión cada uno de sus gestos, aprecia como la mirada de ésta se vuelve crítica o se acentúa en determinada parte de su fisonomía. Cada prenda que ella elige las va analizando con una capacidad innata para sentir tanto su valoración o rechazo como si es la más adecuada, después analiza las que realzan sus encantos o disimulan las singularidades que valora o rechaza. Cuando se acerca lo hace con determinación pero sin marcar sus espacios, hace breve el instante, una o dos observaciones precisas, - Pruébese el negro ajustado en la cintura que tiene a la derecha, - El verde podría combinarlo con la chaqueta blanca de punto. Es infalible, ambas prendas y algunas otras que le recomienda irán por último en la lujosa bolsa de la firma, acompañadas por la breve nota de cuatro cifra cargadas en su Visa oro. Los que la conocen saben bien, que no se deja acaparar, que será ella quien propicie el encuentro y lo hará en el momento oportuno, no caben presiones cuando se trata de elegir lo más conveniente, es su forma de actuar y los resultados son contundentes y le reafirman. Con sus compañeros mantiene un trato cordial, algunos piensan que distante, pero con todos es igual, salvo quizás con Esperanza, la más limitada pero a la vez la más generosa, con ella se permite alguna que otra licencia de confianza, es la única que sabe que practica el deporte de esgrima casi a diario.
Su figura destaca con el ajustado traje, cubierta la cara con la careta sus movimientos son vivos, precisos y certeros. Su mano es firme con el acero, su muñeca flexible y efectiva, con la cintura muestra una capacidad increíble para la esquiva puntual, el movimiento envolvente y el ataque imprevisto. Ninguno de sus contrincantes espera sin embargo que centre su atención en puntuar con el “touche´”, lo suyo es la esquiva continua, a veces incluso exasperante. Sus piernas en flexión muestran firmeza, su cuerpo erguido y su cabeza desafiante ponen la nota de confianza que a todos intimida, saben que es una rival muy difícil de batir, precisarán contra ella de mucha técnica pero sobretodo de paciencia y coraje.
Nadie podría no sorprenderse al verla una vez caída la tarde embutida en su bata blanca (con un arco iris de colores que marcan sus sitios más dispersos), ahora es toda concentración. Sus movimientos son lentos, el lienzo va cubriéndose con precisión con la imagen del retrato. Tiene ángel para captar la picardía, la sensibilidad, la bondad en el fondo de una mirada, en cada gesto muestra vida. Al final de cada trabajo se siente complacida, una risa espontánea le sigue, es una forma de soltar tanta tensión acumulada durante días, luego se da una vuelta o dos alrededor del caballete. Contempla la imagen con frialdad y distancia objetiva, cuando por último se le enfrenta directamente ya tiene tomada una determinación, puede pasar a engrosar sus obras caídas en desgracia con una disculpa elegante al cliente o se la entregará previo pago del efectivo convenido.

Laina es incansable en la búsqueda del amor, lo hace de forma denodada, no le cabe el desánimo, el éxito sin embargo no se muestra generoso en este espacio íntimo, siempre una nota discordante rompe el hechizo que lo hizo posible. Vuelven nuevas caras, nuevas promesas, ilusiones que abren expectativas a ese amor definitivo y esperado. En estas, un día amanece en unos brazos distintos, pero algo ha cambiado en ella, no tarda en percibir giros inesperados, se sorprende soñando abrazada cariñosamente a mamá, en otro es papá quien la lleva de la mano, no tarda en aparecer su hermano pequeño, con quien juega y arrastra de los pies sobre la nieve. Y por último, aparece un bebé sonrosado y mofletudo, lo mira extasiada, nota como pierde densidad su parte física, como la desplaza un sentimiento profundo que la invade toda. Dias después, comprueba que el cambio existe en su interior, en ella misma. Piensa y al final descubre que siempre buscó el amor sin apercibirse que el suyo tenía un valor distinto, que es mucho más acaparador e insaciable que cualquier otro. No quiere soñar más con él, ahora le complace tan sólo sentirle palpitar dentro de ella en cada momento.  

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