Figuras con prendas entalladas de cuero con cascos y protectores, lucen piernas firmes y afeitadas, se identifican en ropaje y afición, forman grupos, se alinean en callado seguimiento. Aún sin meta hay un punto de destino, les aguarda a lo sumo el cansancio pero no les pesa. Son figuras fibrosas en movimientos acompasados que ocupan un largo recorrido. Los veo pero sin tono de deseo, no me apasiona esa lucha de esfuerzo y de repuntes, siento eso si la energía en cada uno de sus pedaleos. Levantados del sillín y cabeza hacia delante son figuras llenas de armonía, es la lucha contra el desnivel y contra si mismo, es un deseo constante de superación, una prudente pugna les acompaña, el deporte es siempre competitivo. Algunos alardean, otros manifiestan su potencia con contenida euforia, los largos recorridos dan buena cuenta del inconstante, aquí suma la perseverancia. El día a día pone tono y marca diferencias, los más dotados buscan selección, valen solo unos pocos, son la cabeza de toda formación. También aquí los hay exigentes en marcas y tecnologías, éstos hablan como profesionales y van de aficionados de primera, otros a su lado aguantan los tirones del avance con las ganas y el esfuerzo. Los miro a todos con complacencia porque llevan el sello del luchador solitario aunque formen piña uno a uno. Siento respeto por todos ellos y el afecto se me escapa y los acoge.
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