Relato: Jessica
Número: 09
Episodio: Inesperadamente
Género: Novela negra
Enigmática, introvertida, su paseo diario es un deambular sin rumbo, ha perdido la fiera que se movía libre en sus entrañas, su mirada ya no tiene la firmeza de antes, ahora se va con sus pensamientos a una lejanía conocida, incluso su andar de ritmo vivo ahora es más pausado, a veces aprieta los dedos formando puños, respira hondo, oxigena unos pensamientos que le duelen de cerrados, se para, olisquea como pantera en celo, añora un olor especial, su recuerdo se le aproxima tanto que hace un gesto perceptible de acogida, vuelve a oír la respiración acompasada de Javier, le siente dormido e íntimo, pero es su olor a limpio, a libre, el que le mueve, traspasa su coraza y se le adentra en un sitio antes prohibido.
De vuelta ya a casa, se sorprende, su silueta se le muestra generosa, está allí, frente a ella, Javier está mirando su portal con fijeza, siente su titubeo, después, le ve marchar, se le hace un nudo interior, le cuesta reaccionar, todo es tan irreal, pero es verdad, es él. Ahora camina delante suya, le sigue decidida, al verle bajar las escaleras del metro, lo ve claro, - Se marcha, se dice angustiada. Quiere llamarle, él se para antes, tiene de nuevo titubeos pero se da la vuelta, la sensación de felicidad le lleva a sonreírle, da un paso, pero él se le adelanta y decidido sube hacia ella. El mundo a su alrededor desaparece, lo acoge amorosa, no sabe hacerlo de otra forma, se funde en un abrazo, quiere sentirle en lo más profundo, se lo lleva de allí, le pertenece, cuando llegan a casa no hay respiro, está fuera de sí, siente como su vacío se llena, le mira apasionada y se deja llevar por los impulsos.
Ya anochecido, le ve marchar, no le ha permitido acompañarle, le sigue desde su ventana hasta que desaparece, él no ha vuelto la cabeza para mirarla, de todas formas no le habría visto tras los visillos. Tanta dicha y ahora cuanto vacío le espera.
Le siguen días tediosos, lo busca en cada hombre que pasa, siente como en su interior le llama, es un grito desconsolado, espera ilusionada una llamada que no llega, se resiste a ser ella quien lo haga, tiene temor a no obtener respuesta.
Decidida prepara un pequeño equipaje, vuelve al sur, no es persona de quedarse a la expectativa, ya en el AVE se siente otra, incluso se muestra cordial, la gente le mira amable y ella sonríe. Luego se adentra en su mundo. Al llegar a Málaga se le aviva el ánimo, pasea por el centro y lo curiosea todo, es consciente que llama la atención, que las miradas recorren su cuerpo, le gustaría sentirle a su lado, que le acompañara y disfrutara viéndola admirada, también que él lo hiciera.
Está reguardecida y en la distancia espera verle aparecer, el tiempo se le diluye apresuradamente, le exaspera esta situación de incertidumbre, le puede la necesidad de saber de él, una hora después ya está dentro del recinto cerrado de la casa. Agazapada entre los macizos de plantas observa con detenimiento el interior, no detecta ninguna sensación de vida, esta vez los perros no han ladrado, parece olerle en calma. Busca el mejor ángulo para acercarse, se dirige hacia la parte principal como la vez anterior, viene provista de algunos artilugios que se lo harán más fácil, se eleva en un santiamén, en el tejado se desenvuelve con manifiesta habilidad, en cuclillas (para no ser vista en la distancia) se desplaza por los espacios intermedios, llega con suma facilidad a la parte en donde está situada la ventana de Javier, hace un anclaje en una de las chimeneas y en él sujeta una cinta firme que lleva hasta situarse encima, en el extremo prende una escala de la que desciende hasta apoyar los pies en la base inferior de la ventana, una vez cerciorada de que está deshabitada, coloca ésta enrollada en la parte superior del saliente de arriba (para no ser vista en el caso de tener que esconderse dentro) y entra en la habitación.
Cuantas sensaciones, lo olisquea todo, se siente bien, es un espacio deseado y querido, aún queda luz del exterior y lo aprovecha, lo observa todo, abre con suma curiosidad una carpeta grande de dibujos, de pronto se sobresalta, da incluso un paso atrás, mira anonadada unos dibujos en los que ella aparece de forma precisa, parecen fotografías, en una de ellas, la que más llama su atención, está entrando por la ventana, se mira el pantalón estrecho, observa como sus propios ojos le miran fijamente, parece una broma de mal gusto, un miedo repentino le sobrecoge, se siente atrapada en una emboscada perfectamente diseñada, - Cómo puede ser, se pregunta, - Es imposible, se dice para convencerse, pero ahí están los dibujos que le delatan.
Está sobresaltada, se siente herida en lo más profundo, - ¿Cómo ha podido?, ¿Cómo ha sabido de mí?, se pregunta una y otra vez, se siente ahora desdeñada, una punzada lacerante le oprime el pecho, respira profundamente, está agitada y sudorosa, por último opta por desaparecer, piensa que éste es en el último sitio donde debe estar, salta con rapidez, desenrolla la escala y precipitadamente sube al tejado y se marcha aún sin entender nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario