viernes, 28 de noviembre de 2014

JESSICA - Guante blanco

Relato:      Jessica
Número:    05
Episodio:   Guante blanco
Género:     Novela negra


Embutida en un mono ajustado de color gris oscuro su figura no destaca en la parte de atrás del edificio donde se encuentra, ha subido superando los bajos comerciales y accediendo a una zona intermedia sin uso, lleva varios artilugios sujetos en la cintura de cuero que forma parte del arnés que le cubre el tórax, las zapatillas así como los guantes son de un material muy flexible, también lleva una mochila alargada. Con destreza y agilidad algo felina empieza a escalar el edificio, lo hace de forma metódica y buscando las zonas sin luz, hace infinidad de descansos, en cada uno de ellos se cerciora de que todo va según lo previsto, agudiza los sentidos, su concentración es máxima, sus músculos responden a la perfección, su capacidad de aislamiento le permite no despistarse con nada, tiene la ruta definida pero esto no es óbice para ir haciendo pequeños cambios sobre la marcha, es una forma de ajuste de seguridad y atención añadida. Va realizando sujeciones continuas con cuerdas cortas prendidas a mosquetones que suelta una vez salva el obstáculo, no deja huella alguna a su paso y asciende con garantías. Al llegar a su objetivo, la planta sexta, hace un recorrido por toda la zona de atrás, donde están las habitaciones, comprueba si alguna ventana quedó sin cerrar, no tiene suerte porque todas están fijadas con pestillos, la zona frontal de fachada la ocupa una gran terraza, es su siguiente paso, una vez en ella se quita el mono y le da la vuelta, vuelve a colocárselo del revés que es de un color semejante al de la fachada (que está iluminada), se tapa la cabeza con una capucha de igual tono, el arnés y todo lo demás lo deja bajo cubierto, las zapatillas de cuero las ha cambiado por otras de algodón ligeramente acolchadas, sus movimientos se tornan lentos o rápidos atendiendo a la exposición, su figura además adquiere giros acomodándose a los espacios para pasar más desapercibida. La terraza es muy amplia y tiene diversos elementos decorativos que aprovecha en su camuflaje. Como había supuesto una de las puertas de la terraza no está bien cerrada, lo que le facilita considerablemente el acceso, en caso contrario habría tenido que utilizar otros medios para hacerlo por allí. Vuelve a darle la vuelta a la prenda y se la coloca de gris oscuro, se adentra en la casa sin producir el más mínimo ruido, ahora a la destreza y agilidad une una prudencia extrema, sus movimientos son precisos y lentos, se vale de un sensor discretamente iluminado para apercibirse de los primeros obstáculos, una vez se hace a la oscuridad y al silencio reinante, abre una bolsita que lleva situada en el vientre, saca de ella una ligera linterna con un haz de luz potente y comienza el reconocimiento, es consciente de que ella está en casa, de hecho todo gira sobre esta circunstancia, de no ser así todas las alarmas habrían estado conectadas, ahora sólo estará la del acceso principal a cuya zona no tiene previsto acercarse, sabe que cualquier ruido imprevisto le puede poner en una situación muy difícil.
Localizar el dormitorio le ocupa un mínimo de tiempo, su concentración es admirable, puede percibir cualquier sonido por pequeño que sea, apoya la cara en la puerta y presta atención a su interior, la calidad de insonorización le impide detectar algo, acciona con lentitud el pomo y abre sin producir ningún sonido, deja la apertura mínima para poder acceder, lo hace tomando un sinfín de precauciones, una vez detecta la respiración acompasada de la mujer entra en estado de máxima alerta, pero la tensión le ha bajado considerablemente. El objetivo ya está a su alcance, a partir de ahora todo es más fácil. Hay un pequeño objeto luminoso en su mesita de noche (para algunas personas la oscuridad absoluta es insufrible), a corta distancia ya puede observarla con comodidad, esta dormida profundamente, toda la habitación está impregnada de su perfume pero en esta proximidad éste se acentúa y embriaga, es consciente de que ella no lo va a alterar porque su olor es neutro, con parsimonia saca de uno de los bolsillos una cajita metálica, de ella extrae una esponja húmeda que sujeta con dos dedos, la aproxima con decisión y rapidez a la parte superior de su labio, la mujer la aspira profunda e instintivamente y su ritmo de respiración cambia de forma repentina, con rapidez la devuelve a la cajita y ésta a su vez a su bolsillo, le coloca un casquete a modo de antifaz negro que le cubre media cara, enciende la luz y observa su entorno con una sonrisa fría. A partir de este momento es como una composición sinfónica en la que todo se manifiesta en perfecta armonía, cada cosa está en su lugar adecuado, el nivel de las notas alcanza su plenitud cuando descubre, acciona la apertura del compartimento secreto y aparece ante sus ojos la colección de joyas más valiosa que nunca pudo soñar. 

     

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